sábado, 31 de mayo de 2014

Bernhard Steinbach

Fotografía identificativa militar de Bernhard Steinbach.
© Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma


Bernhard Steinbach nació en Worms (Alemania) el 10 de noviembre de 1918 en el seno de una familia Sinti.

En su juventud se enroló como soldado voluntario de la Wehrmacht. Entre 1939 y 1940 realizó su periodo de instrucción en Posen.

Pero en 1941 Bernhardt, a pesar de demostrar la voluntad de servicio a su país, Alemania, fue expulsado del ejército por su origen Romaní, fue detenido e internado en el Campo de Confinamiento de Gitanos de Frankfurt-Dieselstrasse junto a su esposa y a su bebé.

La exclusión definitiva de los Gitanos del ejército alemán viene fechada el 21 de febrero de 1941 y esta decisión fue tomada por política racial:

1.- Queda prohibida la contratación de gitanos y gitanos mestizos (incluidos los voluntarios) para el servicio militar activo.

2.- Aquellos gitanos o gitanos mestizos que actualmente presten sus servicios al Ejército quedan desde este momento liberados del servicio militar activo.

                        (Allgemeine Heeresmitteilungen, 21 de febrero de 1941)

            En el campo de la Dieselstrasse el número de reclusos iba periódicamente en aumento y eso a pesar de que la policía periódicamente enviaba a algunos de ellos a campos de concentración. En 1941 había 160 Romaníes allí internados. Solamente era posible salir del campo para ir a trabajar, asistir a la escuela, o simplemente para comprar alimentos y otros similares. Cualquiera que no estuviese de vuelta a las 20:00 horas, de octubre a marzo, o a las 21:00 en verano eran castigados con sanciones, tales como: el confinamiento sin salir del campo durante un periodo de cuatro semanas. Los internados sufrían constantes malos tratos físicos, y psicológicos, constantemente los amenazaban con que serían "enviados a los campos de concentración" 

 
Plano del Campo de confinamiento de la Dieselstrasse en Frankfurt.
© Stadt Frankfurt am Main


En 1943, Bernhard Steinbach y su familia fueron deportados hasta el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia. Lugar al que llegaron el 13 de marzo de 1943. Bernhard Steinbach quedó registrado con el número de prisionero Z-2699. Su hija de un año de edad sucumbió a las inhumanas y terribles condiciones de vida al poco de su llegada al campo polaco.

 “Desde mi llegada, trabajé en el sector administrativo del campo. Cada mañana tenía que anotar los números de identificación de aquellos que habían muerto. Al principio unas cuarenta o cincuenta personas morían cada día. Posteriormente, cuando el campo se encontró atestado de prisioneros este número se fue incrementando paulatinamente. Las enfermedades se tornaron incontrolables, como la malaria y variadas formas de tifus, concretamente la fiebre tifoidea se cobraba cada vez más y más vidas. Todas las mañanas los nazis procedían a realizar un recuento de aquellos que aún podían trabajar, y los obligaban a realizar trabajos forzados en tareas de construcción y obras en la carretera exterior del campo." Así es como Bernhard Steinbach describió tras la guerra su papel desempeñado en el campo.

            En 1944, Bernhard, fue transferido al campo de concentración de Sachsenhausen, donde, ante las necesidades que imponía la marcha de la guerra, fue de nuevo reclutado por el ejército alemán y enviado al frente.

            Poco antes de que la guerra terminase el Ejército Rojo lo hizo prisionero y lo enviaron a un campo de prisioneros.

Bernhard fue uno de los pocos miembros de la numerosa familia Steinbach que sobrevivió al Porrajmos. Cuarenta y cinco miembros de su familia murieron asesinados por los nazis.

Fuentes:

- El destino de los Sinti y Romá europeos durante el Holocausto. Roma Sinti Genocide

- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II. Páginas 888-889.

- "Den Rauch hatten wir taeglich vor Augen"Romani Rose (Hg.) Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma. Wunderhorn, 1999. Página 112
 
- Die Verfolgung der Sinti und Roma in Hessen zwischen 1870 und 1950. Udo Engbring-Romang. Brandes + Apsel Verlag Gm, 2001 Páginas: 222. 234. 297.

- Frankfurt, Auschwitz: Die Nationalsozialistische Verfolgung Der Sinti Und Roma in Frankfurt Am Main. Peter Sandner. Brandes + Apsel Verlag Gm, 1998. Página 263 

sábado, 17 de mayo de 2014

Gottfried Weiss


Gottfried Weiss

© Colección privada


Gottfried “Friedel” Weiss nació en Gross Sittensen, cerca de Hamburgo, el 19 de noviembre de 1928. Sus padres Karl y Anna Weiss, habían formado una familia, Maria, Heinrich, Gottfried, Helmut y Waltraut fueron los hijos de la feliz pareja. Vivían desde 1934 en Hamburgo-Harburg, concretamente en la Wasmerstrasse 15, un lugar de estacionamiento de caravanas.



Gottfried Weiss (izquierda), sus hermanos y sus padres

© Colección privada


Gottfried recuerda aquellos días de su más tierna infancia como tiempos felices. No tenían mucho dinero, pero su vida transcurría entre baños en el río Seeve o echando carreras hasta la Knusperhäuschen, una panadería en la calle Lüneburger, donde compraban una bolsa llena de sobras de pasteles.


Familia Weiss

© Colección privada

En Hamburgo las autoridades municipales nazis habían creado varios lugares de confinamiento de Gitanos desde mediados de los años treinta. El terreno habilitado al efecto en la Wasmerstrasse no estaba vigilado y sólo se encontraba rodeado por una valla baja. Pero la ubicación del lugar cercano a las vías del tren y sobre todo la promulgación de las nuevas leyes contra los Gitanos contribuyeron cada vez más al aislamiento de las familias Romaníes. Pronto, se les prohibió la visita a restaurantes, cines y parques infantiles, también les fue denegado el acceso a la piscina pública cercana, en el "Aussenmühle"


Lugar de confinamiento de Gitanos en la Wasmerstrasse, Harburg.

© Landeszentrale für politische Bildung

Su progenitor trabajaba como músico, tocando el violín y el violonchelo en fiestas y en restaurantes de Hamburgo. En 1937 las autoridades locales le retiraron el permiso para trabajar de manera autónoma e independiente, los Romaníes estaban siendo progresivamente apartados de la vida social alemana. En palabras de Viviane Wünsche “Cuando la música dejó de sonar… la vida se rompió” Desde ese momento Karl comenzó a trabajar en la construcción, pasó por varias empresas del sector radicadas en Harburg.

En junio de 1938, sin conocer el motivo, la policía criminal detuvo a su padre y lo encarcelaron en el campo de concentración de Sachsenhausen. En realidad la detención respondía a una orden que provenía del mismísimo Himmler. En enero de 1938, el Reichführer de las SS había dado órdenes a la Gestapo con el objeto de iniciar una acción contra los que denominaba “vagos”. El arresto se llevaría a cabo por medio de una acción conjunta entre varios cuerpos policiales del Reich. Detendrían a  todos los hombres en edad laboral que hubiesen rechazado un trabajo en dos ocasiones o hubiesen abandonado su empleo sin justificación. Los encargados de aportar la información relevante serían las oficinas de empleo y las de asistencia social. La primera acción se llevó a cabo entre el 21 de abril y el 30 del mismo mes del año 1938. En el verano de ese año, la escasez de mano de obra se había convertido en un grave problema para el Reich. Himmler tenía en proyecto la creación de varias empresas de las SS en los campos de concentración, por lo tanto necesitaba toda la mano de obra disponible, la maquinaria de guerra nazi estaba preparándose para la guerra. El 1 de junio de 1938, Heydrich ordenó una nueva acción, así la Kripo detuvo al menos a 200 hombres en edad de trabajar (vagabundos, mendigos, Gitanos y personas itinerantes que contasen con antecedentes policiales.) Y como su padre era Sinto se convirtió en uno de los arrestados. Esta serie de acciones han pasado a la historia con el nombre de “Arbeitsscheu Reich" Su madre no les contó nada de lo ocurrido a sus hijos, intentaba protegerlos del dolor de la injusticia. Tan sólo les comentó que su padre se había ido de viaje y que regresaría pronto. La realidad fue que durante varias semanas permaneció internado en Sachsenhausen, transcurrido un tiempo, lo dejaron en libertad y regresó a Hamburgo. Cuando su padre volvió, se decidió a contarle a sus hijos la verdad de donde había estado, lo terrible de aquel lugar y el hambre que había sufrido.

Gottfried y los Romaníes internados en Harburg sufrieron las visitas de los investigadores raciales.

El Kriminalkommissare Krause y Ebeling y una mujer con el pelo entre rubio y pelirrojo a la que llamaban “Lolitschei” (Eva Justin) Hacían muchas preguntas a mayores y a niños, lo observaban y registraban todo. Tomaban huellas dactilares. A los ancianos les preguntaban quiénes eran sus antepasados, donde vivieron y a qué se habían dedicado.


Desde 1934 Gottfried estuvo escolarizado en el colegio Wilstorfer en Kapellenweg de Harburg.




A la izquierda la vieja escuela Wilstorfer en la Kapellenweg.
A la derecha la nueva escuela Wilstorfer en la Kapellenweg

© Landeszentrale für politische Bildung


La escuela le resultaba al jovencito Gottfried muy divertida. Disfrutaba aprendiendo y allí tenía muchos amigos. Pero... en 1939, lo obligaron a cambiar de escuela e ir a otra. Gottfried no entendía por qué, él lo único que deseaba era permanecer en su escuela de siempre, en la que siempre había estado con sus amigos. Su madre, no entendía el motivo para este traslado e incluso llegó a hablar con el director para rogarle que Gottfried se quedara en su escuela. Por desgracia los nazis habían tomado la decisión de que todos los "Gitanos" fuesen reubicados en un aula especial de la escuela Maretstrasse. Las autoridades municipales nazis estaban separándolos de los niños "arios". Esta medida de separar a unos niños y a otros fue tomada por Kurt Paul, el director de la escuela Wilstorfer, el cual acogió la medida de manera muy explícita. En el libro de registro de la escuela, señaló que: "Resulta una bendición que se haya habilitado un aula especial para los niños Gitanos católicos y por lo tanto, ya no representen una carga".



Escuela en la Maretstrasse

© Landeszentrale für politische Bildung


Alrededor de 40 niños y niñas de todas las edades fueron concentrados juntos en una clase. Estos otros niños provenían de diversas escuelas del barrio. En el aula niños y niñas de primer curso a octavo, todos juntos. Para colmo, su nuevo profesor no les mostraba ningún afecto ni tan siquiera el más mínimo respeto. Con frecuencia realizaban una y otra vez las mismas tareas, independientemente del nivel en que se hallasen matriculados. Pero lo peor de todo fue que ya no se les permitía hablar con niños "arios" De igual forma estos niños también tenían prohibido hablar con los niños "Gitanos". Había incluso una línea de tiza dibujada en el patio del colegio para separarlos de los demás. Tampoco se les permitía hablar con ellos de camino a casa. Los niños Gitanos eran vigilados muy de cerca para que no incurrieran en el grave error de hablar con un niño “ario”


Llegó el 16 de mayo de 1940, a las 4 de la madrugada el lugar de estacionamiento de caravanas donde vivía la familia Weiss fue acordonado por la policía. Los sacaron de la cama; tuvieron que vestirse muy deprisa y prepararse para partir. Les dijeron que serían reasentados y que les entregarían unas casas muy bonitas en Polonia. Los adultos conminaron a todos de que resultaría conveniente llevar cuanta más ropa mejor. Se pusieron una capa de ropa sobre otra. Los montaron en camiones. Los llevaron a la comisaría de Nöldeckestrasse.


Comisaría de policía de Nöldeckestrasse en los años treinta.

© Landeszentrale für politische Bildung

Allí los agruparon y los trasladaron hasta el puerto de Hamburgo, los metieron en un almacén de frutas. Esta era una gran habitación de aproximadamente 50x30. Solamente disponían del suelo desnudo para tumbarse. Los registraron, los obligaron a entregar sus documentos de identidad y objetos de valor. Se llevaron todos los relojes y anillos que encontraron. Los niños, incluso los niños de más edad, tuvieron que desnudarse por completo para asegurarse que no escondían nada en sus cuerpos.

El 20 de mayo de 1940 los montaron en vagones de mercancías. El tren partió de la estación de mercancías Hannoversche que se encontraba no muy lejos del almacén de frutas donde habían sido concentrados. Esto estaba en la zona de puerto libre, al sur de la estación central ferroviaria. Desde esa estación fue desde donde partieron los transportes de deportación con origen en la ciudad de Hamburgo.

Había un gran número de personas y los vagones estaban atestados. Aquel convoy lo componían alrededor de un millar de personas, más de la mitad eran de Hamburgo. Otros venían de diferentes lugares del norte de Alemania.

Los adultos mostraron cierto escepticismo con respecto a los planes que les habían contado los policías cuando se percataron de la fuerte vigilancia que llevaba el tren. Algunos preguntaron por qué llevaban tanta escolta policial cuando simplemente iban a ser reubicados. Muchos no creyeron la historia que les habían contado en Hamburgo desde el primer momento, más claros se hicieron estos presagios cuando cerraron las puertas de los vagones. Cada vagón estaba escoltado de dos policías. Los vagones iban tirados por una máquina de vapor que tenía que parar de forma regular para llenarla de agua. Las mujeres inmediatamente clamaban pidiendo agua para dar de beber a los niños, no había agua en los vagones y lo peor de todo no había aseos.

El viaje duró tres días y dos noches, cuando el tren se detuvo habían llegado a Belzec. Los recibió el comandante, un SS-Hauptsturmführer montado en un caballo. Ese hombre se presentó y les dijo:


"A partir de ahora todos ustedes son mis prisioneros. Voy a dibujar una línea aquí. Le dispararán a cualquiera que traspase esta raya".



Prisioneros Romaníes en Belzec

© UTexas

Los hombres tuvieron que trabajar días enteros para erigir la valla perimetral de alambre de púas. Estaban construyendo su propia prisión. Los metieron en un gran barracón, de aproximadamente 100 metros de largo. Había paja en el piso y tuvieron que encontrar un lugar donde ubicarse, ya que solo era posible tumbarse en el suelo. Unos 70 niños murieron en las primeras dos semanas. No había ningún médico ni instalaciones sanitarias. Más tarde tuvieron que construir esas instalaciones los propios prisioneros.

Todas las tardes, un carro llegaba con agua. Esta era una carreta de esas con las que los agricultores regaban sus campos. A todos los reunían para recoger su ración de agua.

Les daban comida. Cada tarde recibían un poco de sopa. En Belzec el hambre era soportable porque los padres de Gottfried les daban a sus hijos casi todo el contenido de sus raciones.

En Belzec las familias estaban reunidas, no separaron a sus miembros.

Al poco tiempo los trasladaron a Krychow. Los metieron en una antigua prisión.

De Krychow los transfirieron durante el año 1941 al ghetto de Siedlce, un lugar a medio camino entre la capital polaca y la estación fronteriza rusa de Brest Litovsk. Gottfried Weiss permanecía junto a sus padres y hermanos


En el invierno de 1941-1942 otro traslado, en esta ocasión al gueto de Varsovia. Mujeres y niñas quedaron separadas de hombres y niños. Les asignaron una habitación en la que ya había en su interior 40 o 50 personas. Casi no había espacio para acostarse. Los obligaron a portar unos brazaletes rojos con una “Z”.





Romaníes en el Ghetto de Varsovia.

© Landeszentrale für politische Bildung



La vida allí resultaba casi imposible, las raciones de comida eran insuficientes para subsistir. Si Gottfried quería sobrevivir se las tendría que ingeniar, muchos habían optado por el contrabando pero… Gottfried escuchó de alguien, que en el ghetto estaban buscando a jóvenes para realizar determinados trabajos por los que les entregarían 250 gramos extra de pan. Cuando fue a informarse acerca del trabajo le entregaron un carro de dos ruedas. Su tarea consistía en recoger los cadáveres de los niños que morían en aquel infierno. Cada día recogían alrededor de 30 cadáveres de las calles. Los trasladaban hasta un lugar en el que los enterraban en una fosa común. Cada noche recibían 250 gramos de pan por este trabajo.

Su hermano Helmut estaba muy debilitado, muy enfermo y por desgracia, murió.  

Un día en la primavera de 1943, poco tiempo antes de que el gueto fuese liquidado, un golpe de suerte permitió a la familia Weiss sobrevivir. Un policía que era natural de Hamburgo le dijo a su tío cómo podían arreglárselas para escapar del gueto, el policía les ayudaría a huir de aquel lugar. Los Weiss prepararon rápidamente sus escasas pertenencias. Consiguieron escapar. Los policías les dejaron salir, pero con la condición de que irían a buscarlos al día siguiente. Así, lograron salvar sus vidas de una muerte segura. Los llevaron a un campo en Klettendorf, cerca de Breslau, donde trabajaron en una fábrica de municiones. Este campo fue evacuado cuando los rusos se acercaban. Los llevaron a Liegnitz y posteriormente al campo de concentración de Bergen-Belsen. Fue un viaje muy largo de nuevo en vagones de mercancías.


            Llegaron al andén de Bergen-Belsen. Era de noche, tras llevar caminados más o menos un kilómetro, se toparon con lo que parecían ser sacos pero no, no eran sacos, eran cadáveres apilados. En el camino yacían una cantidad enorme de cuerpos muertos. Bergen-Belsen fue terrible, la mayoría de los prisioneros estaban desnudos, había muertos por doquier. El 15 de abril de 1943 tropas del Ejército Británico liberaron el campo.



Sobrevivientes y fallecidos tras la liberación
del Campo de Bergen Belsen, abril de 1945

© Yad Vashem


        Gottfried Weiss sobrevivió al Porrajmos junto con sus padres y todos sus hermanos excepto Helmut.

Pero la vida continuaba, había que seguir recorriendo el Latcho drom. Caos, dolor, tristeza, incertidumbre sobre el destino final de muchos familiares llevaron a a Karl Weiss y a su familia a dejar el campo de Bergen-Belsen, y como siempre han hecho los Gitanos, apretar los dientes, levantarse y continuar luchando. Un caballo, un carro y camino, el largo camino en un país reducido a escombros, el amor de una familia Gitana en mitad del desastre buscando su destino. Volvieron a Harburg a la Wasmerstrasse. Con amargura Karl, Anna Weiss y sus hijos, que habían sobrevivido a los campos de concentración tras cinco largos años, encontraron a su regreso que no eran bienvenidos. Silencio, dolor... por desgracia para los Romaníes nada había cambiado tras la guerra, las autoridades de Harburg obligaron al cierre del lugar donde vivían los Weiss. Todo sonaba como si la dictadura nazi aún existiera.



Gottfried Weiss y sus hijos.

© Colección privada


Gottfried Weiss ha estado trabajando y luchando durante toda su vida en el seno del movimiento en defensa de los derechos civiles de los Romaníes alemanes. Fue miembro de la Junta directiva de la “Rom und Cinti Union (RCU)” Sintió verdadero fervor por presentarse ante los jóvenes para que conocieran su historia y la del sufrimiento de su pueblo durante los años que los nazis detentaron el poder en Alemania.


El 16 de mayo 1986 Gottfried Weiss participó en un emotivo acto, donde descubrió una placa de bronce en la Nöldekestrasse en Hamburgo-Harburg, donde cuarenta y seis años antes había comenzado su calvario.


Placa en memoria del sufrimiento de los Romaníes
de Hamburgo durante el Porrajmos.

© Gedenkorte Sinti und Roma


           Gottfried falleció el marzo de 2003 a la edad de 74 años. Gottfried Weiss te bisterdon tumare anava.



Gottfried Weiss.

© Colección privada


 Fuentes:
- Entrevista realizada a Gottfried Weiss por Karin Guth en Hamburgo el 1 de julio de 2002.
- IFZ Munich, Schutzhaft gg. Arbeitsscheue, 26 enero de 1938, Borbeugende Verbrechensbekämpfung, Erlasssammlung Nr. 15.
- IFZ Munich, Vorbeugende Verbrechensbekämpfung durch die Polizei 1 de junio de 1938, Erlasssammlung Nr. 15
- Die nationalsozialistische Verfolgung Hamburger Roma und Sinti. Das Schicksal der Harburger Sinti-Familie Karl Weiss im Dritten Reich, dargestellt nach Gesprächen mit Gottfried Weiss. Viviane Wünsche. Landeszentrale für politische Bildung Hamburg aktualisierte Auflage 2006. Páginas 81-102